Mi historia con los panellets


1 de noviembre de 1974


Recuerdo que de niña eran muy importantes las fiestas y celebraciones, porque eran momentos de reencontrarse con miembros de la familia que sólo veíamos en estas ocasiones.

La comida de todos los santos era momento de recordar a los que ya no estaban con nosotros y de compartir con los que sí estaban, aquellas experiencias acontecidas durante el año.

Y recuerdo una fecha en especial. La "Castanyada" del 1 de noviembre del año 74. Con mis catorce años fue toda una experiencia poder amasar, dar forma, pintar, hornear y preparar aquellos dulces tan especiales. 

En esas fechas no faltaba en casa las castañas que mi madre hacía en aquella sartén agujereada. Recuerdo que nos sentábamos en la mesa del comedor (la cocina era miniatura), cortábamos con un cuchillo la puntita de la castaña y le hacíamos tres cortes en la piel para que se pudieran cocer mejor. 

Mientras mi tía, mi hermana y yo hacíamos esta tarea, mi madre había lavado y puesto en el horno de gas, boniatos grandes y pequeños (en casa los llamábamos moniatos). Era un horno antiguo de gas, de aquellos que tenían dos tiras largas llenas de agujeritos en su parte superior, por los que salían llamitas de fuego que poco a poco iban horneando los alimentos.

Y lo más divertido que recuerdo de ese año, es que a mi hermana y a mí nos dejaron hacer parte de los panellets. 

En aquel momento todavía se podían comprar piñones autóctonos a buen precio, así que en casa no escatimaban material. 

Mi madre compraba en el mercado municipal 1 kilo de harina de almendra, un cuarto de piñones para decorar, huevos para unir la masa y una yema para pintar de amarillo el panellet, azúcar y una patata cocida grande o un boniato. 

Nuestra madre chafaba con un tenedor el boniato o la patata, lo mezclaba con la almendra, el azúcar y los huevos hasta que quedara una masa bastante compacta y luego nos lo dejaba a nosotras para que le diéramos forma de pelotita, de cuadradito o de volcán.  Salvo las pelotitas, podéis imaginar como quedaban el resto de formas, pero nos los comíamos igual. Luego ibamos presionando algunos piñones a la masa para adornar y finalmente los pintábamos con una yema de huevo y pincel para darles ese tono amarillito.

Lo colocábamos todo en una bandeja, y a hornear para que quedaran crujientitos y doraditos. 

En casa los panellets los hacíamos de piñones porque eran los que más nos gustaban a todos, pero recuerdo un año en que hicimos algunos de coco, otros con un trocito de membrillo y otros con media cerecita roja confitada. 

Mientras se iban haciendo estos dulces, mi madre preparaba la comida y nosotras, junto a mi padre y mi tía, montábamos dos mesas, una pequeña para los niños y otra para los adultos. Y una vez hecho esto, nos disponíamos a comer, charlar, recordar, reir y compartir momentos. 

Os paso una receta para hacer panellets, bastante parecida a los que hacíamos en casa y espero con ello que vuestras relaciones familiares o con amigos, sean tan dulces y especiales como las mías.

Ingredientes para la masa

1 kg de harina de almendra

250 g de piñones (preferentemente del país)

3 huevos (2 para la masa y 1 para decorar)

1 patata o un boniato grande, hervido o al horno (quedan más gustosos con boniato al horno. 

250 g de azúcar. Los diabéticos podéis colocar edulcorantes como la estevia. 

Preparación

En un recipiente que tengamos grande y en donde podamos mezclar todos estos ingredientes, batiremos primero los 3 huevos. Una vez batidos añadiremos la harina de almendra, el azúcar o edulcorante y la patata o boniato (pelado) y lo trituraremos todo con un tenedor mezclándolo bien hasta que quede una masa homogénea y sin grumos. Hoy en día es más rápido y fácil triturarlo todo en una batidora. 

Dejamos reposar la masa en la nevera durante una o dos horas.

Pasado este tiempo, colocaremos encima del mármol de la cocina o sobre un papel de hornear, harina tamizada espolvoreada. Una vez tengamos hechas las bolitas (planas en su parte inferior), cuadraditos, montañas o la forma que queramos dar a la masa, las colocamos encima de la harina espolvoreada, las pintamos con el huevo y le pegamos los piñones. Colocamos los panellets en una bandeja de horno y los pintamos con el resto de huevo para darles color. 

Calentamos el horno a 220º y colocamos la bandeja de panellets a hornear de 8 a 10 minutos, vigilando que no se nos quemen... y a disfrutar.

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